Quedan ya pocos días para las fiestas de Navidad, pero los olores, sabores, colores, prisas y conversaciones van ya inundando las calles y nuestras casas.

Quedan aún unos cuantos días, pero suficientes para tomar conciencia de lo que vamos a festejar, porque poco a poco nos vamos dejando impregnar por una imagen de la Navidad más propia de un cuento de Dickens.

En el domingo tercer domingo de Adviento, se celebraba el domingo de “Gaudete” de la alegría, que es la que poco a poco inunda nuestra vida.

La Navidad ciertamente es la explosión de la alegría por el nacimiento de un Niño, el Hijo de Dios, en medio de nuestra vida; una alegría que la mayoría de las veces queda reducida a estos días, porque después nos absorben las preocupaciones y los sinsabores que la vida nos va regalando.

En conexión con la celebración de la Navidad, del nacimiento del Niño, vino a mi mente una división de la palabra “Navidad” que me hizo pensar, y que a su vez también me ayuda a intentar llevar la alegría de estos días a todos los días de mi vida y a compartirla con todos aquellos que conmigo viven cada día.

La división que me surgió fue una mezcla, también, de mi vida. Dividí la palabra en tres partes; la primera fue “NA” palabra gallega que podríamos traducir como “en la”; la segunda fue “VIDA” (esta poco tiene que explicar por mi parte); y la última es la “D”, ya que cuando yo estudiaba y quería poner Dios usaba sólo la letra “D” en mayúsculas.

Me hizo reflexionar esta división. Me preguntaba si “D” está en mi vida a cada momento y me llena de alegría y entusiasma o simplemente es una palabra que utilizo sin sentido, sin cabida en mi realidad.

Me preguntaba:

– Si “D  EN VIDA” es solo una excusa para poder reunirnos todos aquellos que nos queremos durante unas horas para comer, cenar y hacer fiesta, o realmente es importante en la vida y me hace buscar la fiesta, la comida y la cena siempre y a cada momento para disfrutar, regocijarme con todas las personas.

– Si en el cole “D” se hace un niño cada día y cada día celebramos la “NA VIDA D” acompañando, celebrando, alegrándonos y regocijándonos porque la vida tiene una oportunidad para crecer y hacer nueva y permanente consiguiendo crear un mundo lleno de esperanza, de calor, color, entrega, ilusión y oportunidades para todos.

– Si “D EN VIDA” me hace caer en la cuenta de que Dios se hace hombre-mujer como nosotros y que no escapa de las dificultades, pero es capaz, pertinaz en luchar por sanarnos a todos y a cada momento y así hacer presente, pues cada día somos capaces de encontrar inocencia, sonrisas, ilusiones, caricias, abrazos, amabilidad de tantas y tantas personas que sin pedírselo nos lo regala todo para hacer un mundo diferente cargado de alegría, ilusión, felicidad, …

Que la NAVIDAD se convierta en “D EN VIDA” para todos y cada uno de nosotros, para que cada día de nuestra vida hagamos la fiesta, la vida y la felicidad que en estos días de Navidad inundan todas nuestras vidas.

Jesús Torres

Profesor de Religión

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